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6 de diciembre. Un día como hoy....


El Duo de Dos

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…pero de 1609, Galileo Galilei apuntó por primera vez su telescopio al cielo de Pisa, y se creaba así la Astronomía moderna.

Es imposible encasillar a Galileo en alguna ciencia en particular, hizo descubrimientos y contribuciones en Matemática, Física, Astronomía, Ingeniería, Topografía, Ingeniería Militar etc. Que lo ubican como uno de las más grandes mentes del Renacimiento.

Si las grandes dotes de observador de Tycho y las grandes dotes de teórico de Kepler dieron lugar a la consolidación de la Teoría Heliocéntrica, la obra de Galileo marca el fin de la Revolución, constituyendo el inicio de la Nueva Ciencia. Sólo hay que esperar unos años más para que todo el mundo acepte el heliocentrismo y Newton asiente los pilares de la física clásica. Al igual que Copérnico y Kepler, Galileo creía que la explicación del Universo debía ser hecha a través de las Matemáticas (“Las matemáticas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el Universo“)

Fue el primero en usar la experimentación para deducir propiedades y leyes y corroborar hipótesis. Antes de él, las leyes se enunciaban y la validez de las mismas dependía del renombre del autor.

Se dice que el telescopio fue inventado por Hans Lippershey en Holanda, durante los primeros años del siglo XVII; parece ser que un par de niños, tal vez sus hijos, jugaban con las lentes de su taller cuando notaron que, con cierta combinación de ellas, los objetos lejanos se amplificaban. Lippershey observó ese fenómeno y ofreció el invento en secreto a la corona de su país, dado su indiscutible valor estratégico, a pesar de que las imagenes eran de muy mala calidad.

Sin embargo, en las demostraciones que siguieron, se hallaba un amigo de Galileo quien, a su regreso a Italia, le comunicó con gran entusiasmo lo que había visto en ellas; esto sucedió en noviembre de 1609 y Galileo, sin perder un momento y habiendo imaginado cómo se podría lograr tal efecto, comenzó a experimentar con las lentes de un amigo suyo, fabricante de anteojos. Así logró, en pocos días, reproducir el fenómeno de la amplificación de objetos lejanos, pensando de inmediato en su aplicación al estudio del firmamento.

Para montar las lentes de su primer instrumento, Galileo empleó un viejo tubo de órgano, una lente objetivo convexa y una ocular cóncava, con lo que producía imágenes no invertidas y virtuales. Logró mejorar sensiblemente el trabajo del holandés no solo en aumentos sino en definición y calidad de la imagen

Galileo hizo muchos descubrimientos, siendo el más destacado, el de los satélites de Júpiter (Hoy llamados satélites galileanos). En 1610 fue nominado al matemático más destacado de la Universidad de Pisa, y recibió el título Grand Duke de Tuscany en matemáticas.

Estudió Saturno y observó las fases de Venus. En 1611 se mudó a Roma. Lo nombraron miembro de la Academia dei Lincei, y se dedicó a la observación de las manchas solares.

Publicó sus descubrimientos en un breve texto, El mensajero sideral, que le dio fama en toda Europa. Pero la profesión de copernicanismo contenida en el texto provocó una denuncia ante el Santo Oficio; en 1616, tras la inclusión en el Índice de libros prohibidos de la obra de Copérnico, Galileo fue advertido de que no debía exponer públicamente las tesis condenadas. Su silencio no se rompió hasta que, en 1623, alentado a raíz de la elección del nuevo papa Urbano VIII, publicó El ensayador, donde expuso sus criterios metodológicos y, en particular, su concepción de las matemáticas como lenguaje de la naturaleza. La benévola acogida del libro por parte del pontífice lo animó a completar la gran obra con la que pretendía poner punto final a la controversia sobre los sistemas astronómicos, y en 1632 apareció, finalmente, su Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo; la crítica a la distinción aristotélica entre física terrestre y física celeste, la enunciación del principio de la relatividad del movimiento, así como el argumento del flujo y el reflujo del mar presentado (erróneamente) como prueba del movimiento de la Tierra, hicieron del texto un verdadero manifiesto copernicano.

El Santo Oficio le abrió un proceso y el 21 de junio de 1633, el tribunal lo encontró culpable de "sospecha de herejía" y fue condenado a pasar el resto de sus días encarcelado. Gracias a su reputación y a los muchos amigos que lo defendieron, Galileo no fue a parar a los sótanos de la Inquisición, regresó a su casa en Florencia y ahí permaneció en arresto domiciliario hasta su muerte en 1642.

Mucha gente cree que, después de retractarse, Galileo salió del cuarto de interrogación diciendo "y sin embargo se mueve" (“Epur si muove”). Los historiadores de Galileo aseguran que él no dijo esta frase; creen que el origen de este mito es por una obra de teatro de Bertolt Brecht titulada Galileo.

Consiguió, con todo, acabar la última de sus obras, los Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias, donde, a partir de la discusión sobre la estructura y la resistencia de los materiales, demostró las leyes de caída de los cuerpos en el vacío y elaboró una teoría completa sobre el movimiento de los proyectiles. El análisis galileano del movimiento sentó las bases físicas y matemáticas sobre las que los científicos de la siguiente generación edificaron la mecánica física.

En este texto, que mantuvo inédito, dentro aún del marco de la mecánica medieval, criticó las explicaciones aristotélicas de la caída de los cuerpos y del movimiento de los proyectiles; en continuidad con esa crítica, una cierta tradición historiográfica ha forjado la anécdota (hoy generalmente considerada como inverosímil) de Galileo refutando materialmente a Aristóteles mediante el procedimiento de lanzar distintos pesos desde lo alto del Campanile (Torre de Pisa), ante las miradas contrariadas de los peripatéticos...

Lamentablemente, Galileo no vio impreso su libro jamás porque, en 1638, a la edad de setenta y cuatro años, quedó ciego. Cuando murió en 1642, venerado por los ciudadanos y muchos hombres principales de la Iglesia y de los seglares, la Inquisición se negó a permitir la realización de un funeral público.

La Santa Inquisición fue abolida en 1820 y 15 años después el Diálogo de Galileo salió de la lista de libros prohibidos.

En 1992 la iglesia católica, en voz de Juan Pablo II, admitió formalmente que las opiniones de Galileo sobre el Sistema Solar son correctas y que su juicio había sido injusto.

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